Los préstamos para iniciar un negocio no suelen ser la opción más sencilla. Porque para pedir un préstamo cualquier banco necesita información sobre ingresos, gastos, deudas, clientes, etc. Por eso los emprendedores tienen que recurrir más a financiación la privada, que está más abierta a asumir riesgos por participar en nuevos proyectos.
Y dentro de los préstamos para iniciar un negocio los más habituales son los de familiares y amigos, ya sea como única fuente o como complemento. Pero cuidado, porque esos préstamos pueden traer consigo graves conflictos entre familiares.
Y dentro de los préstamos para iniciar un negocio los más habituales son los de familiares y amigos, ya sea como única fuente o como complemento. Pero cuidado, porque esos préstamos pueden traer consigo graves conflictos entre familiares.
El problema de este tipo de préstamos es que tienen un gran coste emocional y no sólo un coste en dinero. Porque no es lo mismo tener un préstamo impagado con la familia que con el banco. Y lo habitual en este tipo de préstamos entre familiares o amigos, es que no se hagan contratos que fijen plazos de devolución, intereses, etc. Para documentar el préstamo te recomiendo varias opciones: documento privado (con las firmas legitimadas, es decir autentificadas, ante notario) o escritura pública ante Notario.
Frente al préstamo hay otras opciones para que la familia y los amigos apoyen la financiación del proyecto del emprendedor. Me refiero al aval, donde la persona o personas que avalan se comprometen a devolver el capital prestado por un tercero (generalmente un banco) en caso de que el deudor (en este caso el emprendedor) no sea capaz de devolverlo. Es decir, que si el negocio va mal y el emprendedor no tiene recursos para devolver el préstamo el avalista será el que tenga que devolverlo. Y te preguntarás, ¿qué es mejor, que mi familia o amigos me avalen o que me presten el dinero?. Aunque a primera vista puede parecer mejor el aval, básicamente porque sólo implica firmar un documento sin necesidad de desembolsar dinero, yo te recomiendo el préstamo. La razón es muy simple, si el emprendedor debe una cantidad por pequeña que sea y el avalista no tiene dinero en efectivo para devolverla. Los bienes del avalista (normalmente la casa) podrían responder de esa deuda, por lo que para pagar una deuda pequeña tendría que vender o incluso perder algo tan valioso como una casa.
Frente al préstamo hay otras opciones para que la familia y los amigos apoyen la financiación del proyecto del emprendedor. Me refiero al aval, donde la persona o personas que avalan se comprometen a devolver el capital prestado por un tercero (generalmente un banco) en caso de que el deudor (en este caso el emprendedor) no sea capaz de devolverlo. Es decir, que si el negocio va mal y el emprendedor no tiene recursos para devolver el préstamo el avalista será el que tenga que devolverlo. Y te preguntarás, ¿qué es mejor, que mi familia o amigos me avalen o que me presten el dinero?. Aunque a primera vista puede parecer mejor el aval, básicamente porque sólo implica firmar un documento sin necesidad de desembolsar dinero, yo te recomiendo el préstamo. La razón es muy simple, si el emprendedor debe una cantidad por pequeña que sea y el avalista no tiene dinero en efectivo para devolverla. Los bienes del avalista (normalmente la casa) podrían responder de esa deuda, por lo que para pagar una deuda pequeña tendría que vender o incluso perder algo tan valioso como una casa.
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